Más allá de cualquier información que encuentres en tu camino hay una guía que siempre está disponible para ti...es la guía de tu propia sabiduría interior. Reconócela y siéntela en cada latido de tu corazón... sírvete de ella en tu viaje de experimentación. ¡Tú eres el milagro que has estado esperando, honra tu vida!

martes, 18 de junio de 2013


Entrevista al Dr. Joe Dispneza sobre “reprogramar el cerebro”

 


 

 ”Podemos reprogramar nuestro cerebro para cambiar el comportamiento”

Hace algo más de veinte años, Joe Dispenza (de los maestros de “Y tú qué sabes”), fue arrollado por un todoterreno cuando participaba en un triatlón. El diagnóstico de los cuatro cirujanos que consultó coincidía, tenía que operarse inmediatamente, debían implantarle barras de Harrington (de 20 a 30 centímetros desde la base del cuello hasta la base de la columna), ya que la tomografía demostraba que la médula estaba lesionada y que podría quedarse paralizado en cualquier momento.

Dispenza, que era quiropráctico, sabía muy bien lo que eso significaba: una discapacidad permanente y, muy probablemente, con un dolor constante. Su decisión fue arriesgada: intentaría ayudar a su cuerpo a que se recuperara de manera natural, conocía bien todo lo concerniente a huesos y músculos e ideó un plan de acción que incluía autohipnosis, meditación, una dieta que ayudara a sus huesos a regenerarse y ciertos ejercicios en el agua. Se recuperó totalmente en un tiempo récord y decidió ahondar en el tema.


Durante ocho años, estudió las remisiones espontáneas de enfermedades y le sorprendieron tanto los resultados que decidió volver a la universidad para intentar explicar científicamente lo que había descubierto: el poder de nuestro cerebro como director ejecutivo del cuerpo.


Joe Dispenza estudió Bioquímica en la Universidad Rutgers de New Brunswickle, en Nueva Jersey; obtuvo el doctorado en Quiropráctica en la Life University de Atlanta, donde se licenció magna cum laude y recibió el premio Clinical Proficiency Citation por la extraordinaria calidad de su relación con los pacientes. Miembro de la International Chiropractic Honor Society, ha cursado estudios de posgrado en neurología, neurofisiologí a, función cerebral, biología celular, genética, memorización, química cerebral, envejecimiento y longevidad. Desde 1997 ha dado conferencias ante más de diez mil personas en 17 países de los cinco continentes. A finales de mayo hablará en Madrid y Barcelona coincidiendo con la edición española de su libro Desarrolla tu cerebro.

“Podemos cambiar la mentalidad al crear nuevos cableados en el cerebro y
fortalecerlos con nuestro pensamiento”

¿Cómo empezó a interesarse por el cerebro?

He entrevistado a cientos de personas que han sido diagnosticadas con enfermedades -tumores malignos y benignos, enfermedades cardiacas, diabetes, alteraciones respiratorias, hipertensión arterial, colesterol alto, dolores músculo esqueléticos, raras alteraciones genéticas para las que la ciencia médica no tiene solución…-, pero cuyo cuerpo se ha regenerado por sí solo sin la ayuda de una intervención médica convencional, como la cirugía o los fármacos.

¿Milagro?

Observé que una de las causas principales de esas remisiones espontáneas era que habían cambiado su forma de pensar, así que volví a la universidad e hice la carrera de neurociencias para poder explicar qué es lo que ocurría. Cuando afirmo que nuestros pensamientos se convierten literalmente en materia, me baso en la más pura vanguardia científica. Básicamente, esos individuos cambiaron la arquitectura neurológica de su cerebro.

Estimulante curiosidad la suya.

Todas esas personas que tenían una remisión espontánea compartían cuatro cualidades específicas. Lo primero es que todas aceptaron, creyeron y entendieron que había una inteligencia superior dentro de ellos, da igual si la calificaban de divina, espiritual o subconsciente. Lo segundo es que todas aceptaron que fueron sus propios pensamientos y sus propias reacciones las que crearon su enfermedad, y puedo hablar y citar estudios sobre cualquiera de estos temas durante media hora. Hay un floreciente campo científico llamado psico-neuroinmunología que demuestra la conexión existente entre la mente y el cuerpo.

Le creo, pero avancemos en sus conclusiones.

La tercera característica común es que cada persona decidió reinventarse a sí misma para llegar a ser otro, y los estudios actuales en neurociencias muestran que esto es totalmente posible. Por último, tenían en común que durante el periodo en que intentaban meditar o imaginar en qué querían convertirse, hubo tiempos largos en que perdieron la noción del tiempo y el espacio.

¿Y eso qué significa?

El lóbulo frontal representa un 40% ciento de la totalidad del cerebro, y cuando estamos de verdad concentrados o focalizados, el lóbulo frontal actúa como un control de volumen. Como tiene conexiones con todas las demás partes del cerebro, puedo rebajar el volumen del tiempo y del espacio. En otras palabras, los circuitos que tienen que ver con mover tu cuerpo, sentirlo, percibir lo que hay fuera y percibir el tiempo pasan a un segundo plano, y el pensamiento se convierte en la experiencia en sí, es más real que cualquier otra cosa. De este modo el lóbulo frontal elimina todo lo que no es prioritario para focalizarse en un único pensamiento, y es en ese momento en que el cerebro rehace su cableado.

¿En qué se traduce?

Aquello en lo que pensamos y en lo que concentramos nuestra atención con
más frecuencia es lo que nos define a escala neurológica.

Un reciente estudio demuestra que las grandes ideas surgen cuando uno
está relajado, pensando en otras cosas.

Entre la intención y el rendirse. Antes se creía que la parte derecha del cerebro es la parte emocional o sentimental, el lado creativo, y la izquierda, la racional o lógica. Pero de hecho, el lado derecho del cerebro es el responsable de procesar la novedad cognitiva, las nuevas ideas que, cuando ya están memorizadas, cuando se convierten en familiares, pasan al lado izquierdo del cerebro. Es lo que conocemos como rutina cognitiva.

¿Cambiar las marchas del coche?

Todas esas cosas que hacemos sin pensar, sí. Esa es la razón de que cuando un neófito escucha música la oiga con el lado derecho del cerebro, pero un músico profesional lo haga con el izquierdo. Esto significa que tenemos la oportunidad de aprender cosas nuevas y recordarlas, es la manera que tiene la evolución de hacer conocido lo desconocido. Podemos cambiar nuestra mentalidad. Al crear nuevos cableados y fortalecerlos con nuestro pensamiento, dándoles prioridad, los que no utilizamos tienden a desaparecer.

Usted habla de inteligencia espiritual, ¿qué es eso, cómo lo explica desde un punto de vista científico?

No hay nada místico en ello. Se trata de la misma inteligencia que organiza y regula todas las funciones corporales. Esta fuerza hace que nuestro corazón lata ininterrumpidamente unas cien mil veces cada día sin que nosotros pensemos siquiera en ello, y se encarga de las sesenta y siete funciones del hígado, aunque la mayoría de la gente ni siquiera sabe que ese órgano realiza tantas tareas. Esta inteligencia sabe cómo mantener el orden entre las células, los tejidos, los órganos y los sistemas corporales, porque ha sido ella quien ha creado el cuerpo a partir de dos células individuales.

¿El poder que da origen al cuerpo es el poder que lo mantiene y lo sana?

El cerebro no puede cambiar el cerebro porque es sólo un órgano, y la mente no puede cambiar el cerebro porque es un producto del cerebro. Así que tiene que existir algo que está operando en el cerebro para que cambie la mentalidad.

¿Cómo define ese algo?

Ja, ja, ja, esa es una pregunta muy filosófica, dos botellas de vino y quizá cuatro horas, porque se trata de la búsqueda del ser. Pero por el momento es curiosamente la ciencia la que nos permite explicar que efectivamente tenemos control sobre nuestra mente y nuestro cerebro, es decir, que no somos un efecto de nuestros procesos biológicos sino una causa. Básicamente, más allá de mis estudios sobre las remisiones espontáneas de enfermedades, lo que intento transmitirle es que nuestros pensamientos provocan reacciones químicas que nos llevan a la adicción de comportamientos y sensaciones y que cuando aprendemos cómo se crean esos malos hábitos, no sólo podemos romperlos, sino también reprogramar y desarrollar nuestro cerebro para que aparezcan en nuestra vida comportamientos nuevos.

¿Y la predestinación genética?

La investigación científica de vanguardia está mostrando que la genética tiene la misma plasticidad que el cerebro. Los genes son como interruptores, y es el estado químico en que vivimos el que hace que algunos estén encendidos y otros apagados. Se ha realizado un estudio muy interesante en Japón con enfermos dependientes de la insulina tipo dos que mostraba cómo los enfermos sometidos a programas de comedia normalizaban su nivel de azúcar en sangre sin necesidad de insulina. Veinticuatro genes activados sólo por el hecho de reírse. Los genes son igual de plásticos que nuestro tejido neuronal.

¿Cada vez que pensamos fabricamos sustancias químicas?

Así es, y estas sustancias a su vez son señales que nos permiten sentir exactamente cómo estábamos pensando. Así que si tienes un pensamiento de infelicidad, al cabo de unos segundos te sientes infeliz. El problema es que en el momento en que empezamos a sentir de la manera en que pensamos, empezamos a pensar de la manera en que nos sentimos, y eso produce aún más química.

Un círculo vicioso.

Sí, y así se crea lo que llamamos el estado de ser. La repetición de estas señales hace que algunos genes estén activados y otros apagados. Memorizamos este estado como nuestra personalidad, así que la persona dice: “Soy una persona infeliz, negativa, o llena de culpa”, pero en realidad lo único que ha hecho es memorizar su continuidad química y definirse como tal. Nuestro organismo se acostumbra al nivel de sustancias químicas que circulan por nuestro torrente sanguíneo, rodean nuestras células o inundan nuestro cerebro. Cualquier perturbación en la composición química constante, regular y confortable de nuestro cuerpo dará como resultado un malestar.

Estamos enganchados a nuestra química interna.

Sí, haremos prácticamente todo lo que esté en nuestra mano, tanto consciente como inconscientemente y a partir de lo que sentimos, para restaurar nuestro equilibrio químico acostumbrado. Es cuando el cuerpo ya manda sobre la mente.

¿Propone cambiar la química cerebral con nuestro pensamiento?

Es una parte de mi trabajo, no se trata sólo de cambiar la química cerebral, también los circuitos cerebrales, el cableado. Si podemos forzar al cerebro a pensar con otros patrones o secuencias, estamos creando una nueva mente. El principio de la neurociencia es que si las células neuronales se activan conjuntamente, se entrelazan creando una conexión más permanente. Una persona ante una situación, por nueva que sea, recurre a esa conexión, es decir, repite el mismo pensamiento una y otra vez y da las mismas respuestas, su cerebro no cambia, vive con la misma mente cada día.

¿Cómo interrumpir el ciclo?

A través del proceso de conocimiento y de la experiencia podemos cambiar el cerebro. Es buena idea examinar constantemente qué podemos cambiar dentro de nosotros. Si cada mañana nos planteáramos cuál es la mejor idea que podemos tener de nosotros mismos, tendríamos otro tipo de mundo.

¿Qué preguntas debemos hacernos para sentir de otra manera?

La mayoría de las personas cree que las emociones son reales.. Las emociones y los sentimientos son el producto final, el resultado de nuestras experiencias. Si no hay experiencias nuevas o vividas de otra manera, vivimos siempre en la actualización de sentimientos pasados. Se trata del mismo proceso químico vez tras vez. Una pregunta que ayudaría a cambiarnos es: ¿qué sentimiento tengo cada día que me sirve de excusa para no cambiar? Si las personas empiezan a decirse: yo puedo eliminar la culpa, la vergüenza, las sensaciones de no merecer, de no valer….; si podemos eliminar esos estados emocionales destructivos, empezamos a liberarnos, porque son estos estados emocionales los que nos impulsan a comportarnos como animales con grandes almacenes de recuerdos. ¿Cuál es el mayor ideal de mí mismo? ¿Qué puedo cambiar de mí mismo para ser mejor persona? ¿A quién en la historia admiro y qué quiero emular?

Pero saber quién quieres ser no es suficiente para cambiar tu cableado.

No. El conocimiento es lo que precede a la experiencia. Aprender una información es personalizarla y aplicarla. Debemos modificar nuestro comportamiento para poder tener una nueva experiencia que a su vez crea nuevas emociones. El conocimiento es para la mente; la experiencia, para el cuerpo. Tenemos que enseñar al cuerpo lo que la mente ha entendido intelectualmente. Si seguimos repitiendo esa experiencia, se archiva en un sistema nuevo en el cerebro, y eso permite pasar del pensar al hacer, al ser.

El siguiente paso es cambiar hábitos de comportamiento, tiene que haber acción.

El hábito más grande que tenemos que romper es el de ser nosotros mismos, porque la neurociencia y la psicología dicen que la personalidad ya está formada antes de los 35 años, eso significa que tenemos los circuitos hechos para poder enfrentarnos a cualquier situación y, por lo tanto, vamos a pensar, a sentir y actuar de la misma manera el resto de nuestros días. Pero los últimos estudios muestran que es posible cambiar la personalidad en todas las etapas de la vida, para eso hay que convertir el hábito inconsciente en algo consciente, llegar a tener conciencia de esos pensamientos y sentimientos inconscientes.

¿Eso son 20 años de psicoanálisis?

Aunque llegues a entender intelectualmente que tu padre era muy dominante, eso no cambia tu condición. El primer paso siempre es aprender. Mientras vamos aprendiendo nueva información y empezamos a pensarla, la contrastamos con nuestras creencias y la analizamos, estamos cambiando nuestro cableado, construyendo una nueva mente. Una vez esa nueva mente está establecida, tenemos que empezar a pensar cómo mostrarla, y ahí entra el cuerpo. Cualquier proceso de cambio requiere el desaprender y el reaprender.


Introducción a la fisica cuantica - dr. Fred Alan Wolf

 
 
Respetado tanto por la comunidad científica como la espiritual, el Dr. Fred Alan Wolf ( conocido como el Dr. Quantum ) es uno de los expertos más notables en materia de física cuántica de nuestra era y ha sobresalido a nivel mundial por sus teorías que proponen que hay una estrecha relación entre el pensamiento científico y el espiritual.

http://vimeo.com/53638226

viernes, 14 de junio de 2013

Dr. Joe Dispenza en "La Mente Infinita"
 
Según lo muestra Dr. Joe Dispenza en "La Mente Infinita", es posible reprogramar y desarrollar nuestro cerebro para que aparezcan en nuestra vida comportamientos nuevos y creativos.
"Nuestros pensamientos, nuestra salud y la realidad están conectados. La enfermedad más común en la sociedad actual es el estrés. ¿Cómo podemos hacerle frente?

La Psicología nos dice que más del 75% de nuestros pensamientos son negativos. El estrés se crea porque anticipamos problemas futuros, que desequilibran la mente y el cuerpo. Por eso tenemos que prepararnos y reeducar nuestro cerebro para que no destruya nuestro cuerpo.

Podemos reinventarnos a nosotros mismos y cultivar pensamientos que sanen nuestro organismo."
Dr. Joe Dispenza
 
 

miércoles, 12 de junio de 2013


CEREBRO-MENTE-CONSCIENCIA, Charla con Joe Dispenza
 
¿El cerebro es la mente?, ¿La mente se ubica dentro del cuerpo? ¿Qué o Quién controla la mente? , con estas preguntas comienza una interesantísima charla con Joe Dispenza sobre la mente, la consciencia y sobre cómo explica la ciencia actual estos conceptos

 
TU MENTE CREA LA REALIDAD, Entrevista al Dr. Joe Dispenza  
 
 
 

lunes, 10 de junio de 2013


El mundo ¿está realmente vacío? Entrevista a Gregg Braden


Una conversación con Gregg Braden, autor de “La sanación espontánea de la creencia” y “El efecto Isaías” Por John David Mann.

En 1991 se convirtió en el primer Jefe de Operaciones técnicas para los Sistemas Cisco. Al mismo tiempo, Gregg ha invertido meses durante los últimos veinte años en algunos de los lugares más primitivos en la Tierra, en monasterios de Bolivia, Perú, Nepal, India y Tibet, explorando conexiones entre la vanguardia de la ciencia cuántica y el corazón de las tradiciones espirituales antiguas. (“Mientras mis colegas toman una semana en un centro turístico costero”, dice Gregg, “mi idea de vacaciones es un peregrinaje de 22 días en la meseta del Tibet a 17,000 pies de altura.”).

El autor bestseller del New York Times es ampliamente anunciado como un pionero del puente entre el mundo de la ciencia y de la espiritualidad. Habló con nosotros recientemente acerca de cómo el mundo actual esta en una encrucijada en perspectiva y como el mercado de redes refleja ese cambio.

Gregg, el trabajo que estas haciendo con la espiritualidad y el poder del pensamiento, ¿representa una separación entre tu pasado corporativo, técnico o es una continuación de ese pasado?

Lo veo como un claro progreso. Siempre he creído que no hay diferencia entre la ciencia y la espiritualidad, que cuando estudiamos química y física, estamos aprendiendo acerca de detalles prácticos de como funciona Dios en el mundo. Nací y fui criado en el norte de Missouri en una comunidad relativamente conservativa del centro-norte; estas nos eran el tipo de cosas de las que hablaba la gente todos los días. Pero supuse que todos pensaban en la misma línea y creían como yo creía. Pronto aprendí que nada puede estar más lejos de la verdad. Cuando fui a trabajar al mundo corporativo, descubrí que la mayoría de la gente creía que la ciencia y la espiritualidad están excluidas mutuamente, que teníamos que seguir el camino de la ciencia o el camino de la espiritualidad, que no podíamos ponerlos juntos.

 Pero ¿crees tú ahora que este punto de vista está cambiando de gran forma?

Absolutamente. Tiene que cambiar y todos lo sienten. Todos sienten que algo esta sucediendo pero no pueden señalar exactamente que es. Hay tensión subyacente que trasciende los límites y naciones; las personas en todos lados sienten que algo ha cambiado. Hubo una conferencia en 2005, “Encrucijadas para el Planeta Tierra”, que unió a científicos, ingenieros, filósofos, lideres religiosos y espirituales de todo el mundo para considerar la pregunta, “¿Qué esta pasando?” ¿Es esto solo la paranoia del siglo veintiuno, o hay realmente algo que esta sucediendo aquí?” El resultado de esta pregunta fue tan profundo que los Científicos Americanos dedicaron su reunión de Septiembre de 2005 al tema de la conferencia. En el simposio, identificaron seis escenarios diferentes (cambio climático, la amenaza de guerra nuclear, tensiones virulentas e intratables de virus, etc.), si se permitiera que cualquiera de ellos completaran un ciclo, podría terminar la civilización para siempre y posiblemente la vida en la Tierra. Nuestros ancestros pudieron haber lidiado con uno o más de estos problemas en diferentes tiempos. Pero lo que hace este momento en la historia tan único, se dijo en el simposio, es que estamos experimentando las seis situaciones al mismo tiempo. Si vamos a sobrevivir esta vez, concluyeron, tenemos que comprenderlo en los próximos ocho o quince años. Dijeron: “Y la única forma en que vamos a hacerlo es pensar en nosotros y en nuestra relación con el mundo de manera completamente distinta a la que hemos hecho en el pasado”.

¿Y eso tiene que ver con casar el mejor entendimiento científico con lo mejor de la sabiduría espiritual?

Exactamente. Esta convergencia puede ser la verdadera oportunidad para redefinir quienes somos, como trabajar y cual es nuestro papel en el universo. Viene la pregunta científica del siglo veintiuno que nos ha ocupado mucho: ¿Somos observadores pasivos, manchitas insignificantes con muy poca influencia en el mundo?, O ¿Somos creadores poderosos que juegan un papel muy significante en lo que la realidad presenta? De modo interesante la respuesta a ambas preguntas es “Si”. Se determina por como decidimos ser nosotros, por nuestra buena voluntad de aceptar el poder que ha nacido con cada uno de nosotros, para incluir en la calidad de nuestras relaciones, la sanación de nuestros cuerpos, el éxito de nuestras carreras, la paz entre naciones. Como un individuo es fácil entrar en esa angustia existencial de sentirse insignificante.

¿Estas diciendo que hemos adoptado esa postura de “A mi no me importa” en una escala social?

 Si, creo que es nuestro condicionamiento inconsciente. Nos hemos transformado en una sociedad basada en ciencia desde hace cerca de 300 años, cuando Sir Isaac Newton formalizo las leyes de la física. Desde entonces, hemos venido creyendo que somos seres sin poder, victimas de un mundo donde todo se separa de todo lo demás, que tenemos poca influencia sobre todo lo demás. Esto no es necesariamente algo de lo que se hable en el despachador de agua de la oficina; Es un condicionamiento inconsciente con el que todos batallamos en cierto grado.

¿Se filtra en nuestro acercamiento a la salud y medicina, la economía, el medio ambiente, geopolítica, todo?

 Exacto. Nuestra civilización entera se ha basado en dos falsas suposiciones centrales que aún son enseñadas en nuestras escuelas hoy. La primera suposición falsa es que el espacio entre las cosas esta vacío. Nosotros decimos, “Que el noventa y seis por ciento del universo es espacio vacío”. Lo que importa, o se podría decir la materia – es como máximo cuatro por ciento. La segunda suposición falsa es que nuestra experiencia interna – nuestro pensamiento, sentimiento, emoción y creencia- no tienen efecto en nuestro mundo más allá de nuestros cuerpos. Ambas de estas suposiciones han sido probadas absolutamente falsas. Eso no es teoría, es un hecho científico, documentado en revistas científicas. No solo ha ido a nuestras escuelas y libros de texto universitarios.

¿Estas hablando de la investigación del “campo punto cero”?

Hoy sabemos que hay un campo de energía donde yace toda la existencia física. Este campo tan nuevo en su descubrimiento, que los científicos no han acordado aún una palabra única; ha sido nombrado todo, desde lo simple “el campo” a la “La mente de Dios” y hasta “la mente de la naturaleza”. En 1944, Max Planck, el padre de la teoría cuántica, le llamó “La Matrix”. También sabemos que tenemos la habilidad de “hablar” en un lenguaje que resuena con este campo, un lenguaje no verbal de sentimiento y creencias en nuestros corazones. Cuando hacemos esto, efectuamos sanación física en las células de nuestros cuerpos. La llave es sentir el sentimiento en un modo preciso, como si el deseo que sale de nuestro corazón ya hubiera sucedido. Esto pone en marcha una respuesta en nuestros cuerpos donde la química iguala el sentimiento.

Asimismo, cuando creamos sentimientos muy precisos como si nuestra carrera ya fuese exitosa, nuestras relaciones y nuestra pareja ya están en lugar y tenemos a la gente acertada para completar todas las metas en ese momento, eso pone en movimiento un mecanismo en este campo que permite que esas cosas den fruto. Una vez que entendemos el mecanismo, se convierte en una tecnología y lo podamos hacer consistente y repetidamente.

¿Esta este método relacionado con tu trabajo en oración masiva y enfocado a la atención en grupos grandes?

Exactamente, el mismo principio aplica ya sea con una relación, sanación del cuerpo o paz entre las naciones. Si queremos influenciar el resultado, podemos reclamar el sentimiento de ello en nuestros corazones, como si el resultado ya se hubiese obtenido, en vez de pensar como construirlo paso a paso. Si estas construyendo un trasbordador espacial o cocinando un pastel, entonces quieres ir paso a paso. En lo externo, en el mundo físico, algunas veces tenemos que reunir nuestros ingredientes y después hacerlo en secuencia, construyendo hacia una meta poco a poco. Pero en el mundo cuántico del pensamiento, emoción y creencia, estos principios no aplican. De hecho es exactamente lo opuesto: tenemos que identificar, claramente y de forma concisa el resultado, porque el universo no puede golpear un objetivo en movimiento. Nos educaron para pensar estratégica y tácticamente.

¿Estás diciendo que en ese nivel, la realidad trasciende lo estratégico y lo táctico y en su lugar efectuar el resultado, empezando con el fin en mente?

Exacto. Aún ponemos todo en el lugar para que suceda; no podemos simplemente sentarnos en nuestros sillones. Pero estamos cambiando de una forma meramente Newtoniana para crear y resolver problemas, creyendo que todo esta separado y que debemos trabajar hacia una meta, en el modo cuántico de pensar, donde firme y claramente identificamos el resultado. Tenemos una poderosa documentación en video sobre lo rápido que el mundo físico responde a este lenguaje. En un video, vemos a una mujer que se la ha diagnosticado un inoperable tumor canceroso, en la presencia de tres practicantes, quienes han sido capacitados en este lenguaje del que hablamos. A través de ultrasonido, ves que el tumor se derrite y literalmente desaparece en la pantalla.

¿Ocurre esto por el poder de sus pensamientos?

No es un pensamiento, es un sentimiento –tan poderoso sentimiento que el tumor de disipa en menos de 3 minutos. Esto fenómeno no ha ocurrido una sola vez. Esto se realiza para los tumores de cerebro y vejiga todo el tiempo en esa parte de China. El mismo principio rige cuando una cantidad elevada de gente se reúne para sentir la paz en una región geográfica amplia, o para sentir el éxito de los proyectos de las empresas.

Es interesante que diga que es un sentimiento y no un pensamiento. Todas las narraciones en los libros de éxito que tenemos utilizan el término “pensar” – Piensa y Crece Rico, La Magia de Pensar en Grande, Como un Hombre Piense.

Pero el pensamiento tiende a ser secuencial. Eso es el resultado natural de la sociedad dominada por el macho-orientada esquemáticamente-basada en la tecnología-y el hemisferio izquierdo. No es sorprendente que cogiéramos estos principios y los forcemos en la esfera de lo que pensamos; eso es nuestro condicionamiento. Pero aquí está el resultado último: nuestro mundo está hecho de campos electromagnéticos de información. Si quieres cambiar algo en el mundo, tienes que comunicarlo dentro del campo electromagnético. Curiosamente, la ciencia ha encontrado ahora –y esto se ha publicado en revistas especializadas en los últimos años- que el corazón humano es el generador mas grande de campo eléctrico y magnético del cuerpo.

 Entonces nuestro lenguaje era correcto todo el tiempo! Es una cuestión del corazón.

Nuestro cerebro genera un campo eléctrico y magnético, pero es relativamente débil, en comparación con el del corazón. El campo eléctrico del corazón es aproximadamente 100 veces más potente que el del cerebro, y el campo magnético del corazón es alrededor de 5,000 veces más fuerte que el campo magnético del cerebro. Nuestros libros de texto dicen que si quieres cambiar los átomos de la material física, tienes que cambiar o bien el campo eléctrico o bien el campo magnético; el corazón cambia los dos. Nosotros cambiamos el imán, y el relleno de hierro se acopla a su forma. Absolutamente. Y esta es la razón por la cual el sentimiento es mucho más importante que el pensamiento. En nuestra sociedad, nos han condicionado para creer que el sentimiento y las emociones no son efectivas. A la mayoría de los hombres no se les han permitido y a las mujeres se les ha dicho, “Si los vas a tener, vas a algún otro lugar donde no moleste a nadie!” Pero fuera de nuestra sociedad, encuentras justo lo contrario. En los monasterios del Tibet, dice que el sentimiento es la fuerza mas poderosa del universo. En un monasterio, pregunté al abad, “En su tradición, cual es la fuerza que conecta todo en el universo?” El respondió con una sola palabra. Pensé que había un error en la traducción, y pregunté a mi traductor que le preguntase de nuevo; “Compasión”. Y dije, “Espera un momento. ¿Es la compasión una fuerza natural que conecta todo en el universo – o es una experiencia que tenemos en el corazón?” Después de que me aseguré que el traductor había entendido perfectamente mi pregunta, volvió a responder solo con una palabra: “Si”.

¿Cómo te afectaron estas experiencias para tu trabajo empresarial?

En mi trabajo con las compañías Fortune 500 (empresas de elite del mundo), siempre me encontraba en proyectos que estaban retrasados, o habían excedido el presupuesto o tenían problemas. Usando los principios que había aprendido en los monasterios del Tibet, siempre encontraba maneras de navegar a través de estos dilemas y terminaba encontrando soluciones exitosas. Después de un tiempo, se me ocurrió que todos estos principios se podían aplicar a contextos mucho más amplios.

¿Qué desencadenó esta comprensión?

 Los últimos años de la Guerra Fría fueron años terribles. Aunque el público no estaba muy enterado, estuvimos muy cerca de tener una intercambio nuclear; de hecho, esto ocurrió en dos ocasiones. Reconociendo lo cerca que estuvimos de destrozar todo lo que habíamos adorado, se me ocurrió que esto era como cualquier otro proyecto que está retrasado, sobre-presupuestado o con problemas! Empecé a investigar maneras de aplicar los principios que había utilizado en las pizarras de Cisco y Martin-Marietta (empresas) hacia esta proyecto que llamamos “vida y conciencia en el siglo veinte.”

Cuando descartamos esas falsas suposiciones que mencionas –cuando nos damos cuenta que el espacio no está vacío, y que nuestro mundo interior puede tener un impacto enorme en el exterior- ¿qué diferencias en la conducta emergen de ese cambio?

Empezamos a ver que todo está conectado con todo lo demás, y que no solo podemos pensar en nosotros mismos cuando tomamos una decisión, sea en el contexto de nuestra familia, nuestra comunidad o el mundo. Hay más en el mundo que Estados Unidos. La próxima generación estará embebida en esta comprensión, pero esta generación es única en que ambas perspectivas están ocurriendo ahora mismo en este tiempo. Algunas personas están arraigadas en estos trescientos-años de creencias, y otros están más abiertos a la nueva comprensión, pero esta generación en su conjunto está cabalgando entre las dos visiones del mundo, lo cual nos empuja hacia atrás en la lucha por el Planeta Tierra. Estamos enfrentados a retos sin precedentes que serán únicamente solucionados si reconocemos que somos parte de una comunidad mayor –que nos guste o no, somos parte de una familia y nos necesitamos.

En una red estructural de marketing, somos todos independientes, y todavía tenemos que aprender como cohesionar en un campo de quizá cientos de miles de personas. ¿Es esto de alguna forma un presagio de una forma distinta de organizarnos como sociedad?

Absolutamente. Tan complejo como nuestro mundo parece y tanto como intentamos separa nuestra vida laboral, desde el punto de vista de la física y el universo, todas estas áreas están basadas en los mismos principios simples de fractales. Un troncho de brócoli es un ejemplo perfecto del patrón fractal. Una ramita pequeña de brócoli parece la misma que la grande de donde se cogió y al mismo tiempo es como la más grande de donde se cogió –exactamente el mismo patrón en diferentes escalas de magnitud-.

Todo en la vida parece funcionar de esa manera, incluyendo al ser humano. Lo que es bueno para una célula en el cuerpo humano afirmará la vida en el cuerpo entero. Es lo mismo para la sociedad; lo que es bueno para el individuo, también es bueno para el conjunto. Cuando ayudamos a otros, nos estamos ayudando a nosotros mismos.

En el año 2004 escribí un libro el Código de Dios, sobre los principios unificadores que nos acercan como familia en el planeta. En ese libro se citan más de 400 documentos científicos, publicados en revistas especializadas para determinar si somos o no una especie violenta por naturaleza, es decir, si la competición es nuestra verdadera naturaleza. Los resultados de estos 400 estudios son unánimes: no somos una especie ni violenta ni competitiva por naturaleza.

Sin embargo, ellos encontraron que nosotros traicionaremos nuestra benevolencia verdadera y cooperativa y nos volveremos violentamente competitivos en la presencia de una de estas condiciones:

1) cuando nos encontramos amenazados personalmente;

2) cuando nuestras familias se sienten amenazadas; o

3) cuando sentimos que nuestra forma de vida está amenazada.

 Podemos ver esto, por ejemplo, en lugares como Irak o los Territorios Palestinos, donde la gente está típicamente viviendo bajo estas tres condiciones.

¿Es este tipo de conflicto violento inevitable?

En absoluto: no es nuestro estado natural, es la conducta que se produce por estas condiciones. Bajo amenaza, perdemos de vista nuestra naturaleza fractal –nosotros pensamos que el interés propio y el actuar en interés de otros son direcciones que se excluyen mutuamente. Empezamos a pensar que hay espacio vacío entre nosotros.

Otra conclusión de estos estudios fue que todas las especies en la naturaleza se benefician de la cooperación. Cuando se comportan cooperativamente, ellos consistentemente producen mas descendencia, viven mas tiempo y más prósperamente. Y han encontrado la misma evidencia entre las poblaciones indígenas alrededor del mundo: la longevidad y la calidad de vida aumentan cuando cooperan en la recolección y el reparto de comida: cuanto más cooperan, mejor va todo. Eso es de lo que va la red de marketing.

¿Ve estas dos formas de pensamiento agotarse?

En la esfera política, tenemos a gente que está mirando solo en nuestro patio, y otros que piensan de una forma más global. Tenemos a científicos que están mirando lo que es bueno para América y otros que piensan lo que es bueno para el mundo. Lo que es especialmente interesante es que en las naciones que son los grandes jugadores están eligiendo a líderes nuevos en los últimos dos años. En los últimos cinco años, he estado en todos los continentes excepto en la Antártica, y lo que he visto en todo el mundo es que la gente está lista para algo más allá del sufrimiento, guerra, conflicto y miedo que hemos vivido en el siglo veinte. Si pueden hacer saber su buena voluntad en una forma distinta a través del proceso de elección, vamos a encontrar como los principios espirituales juegan un gran papel a escala mundial.

 ENTREVISTA: JOHN DAVID MANN.